2012-10-14 Quienes hacen campañas sobre cuestiones importantes, pero complejas, molestos por el mucho tiempo necesario para las deliberaciones públicas, con frecuencia reaccionan exagerando sus afirmaciones, con la esperanza de imponer una solución determinada por delante de las demás en el debate público, pero, por buenas que sean sus intenciones, al asustar al público con miras a imponer una solución predeterminada, con frecuencia les sale el tiro por la culata: cuando el público acaba comprendiendo que se lo había engañado, pierde confianza e interés. (...)